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¿Qué aporta una DO?

Las denominaciones de origen realizan aportaciones concretas y significativas a todos los eslabones de la cadena de valor de un vino, desde el territorio, hasta el consumidor, pasando por viticultores y bodegueros, el propio producto y la distribución.

Al producto

Contribuye al valor del producto y a su imagen de marca, promociona los productos de su D.O. tanto en su propia zona como fuera de sus fronteras y ayuda a preservar y potenciar la calidad del producto.

Las denominaciones de origen designan productos de una calidad diferenciada, que cumplen unas condiciones diferenciales, en lo que a calidad se refiere, superiores a las exigidas para el resto. Son, pues, un factor de diferenciación y por tanto de competitividad, en tanto que le aportan un valor añadido al producto.

Al territorio

Las denominaciones de origen dan relevancia a su zona de producción. Favorecen el desarrollo rural y generan valores como el paisajístico. Una D.O. es un potente dinamizador de la región y un atractivo para atraer visitantes.

Las DD.OO. actúan y trabajan para mantener y reforzar el patrimonio vitivinícola de una región desde el punto de vista social, cultural y económico. Todo ello permite conservar la esencia de la zona.

Contribuyen a la generación de riqueza para sus territorios, ya que ni la producción de la materia prima, ni el proceso de elaboración se pueden deslocalizar, por lo que los ingresos generados por éstos se generan y se quedan en la zona, ayudando así a generar oportunidades de empleo y contribuyendo a fijar población al medio rural.

Además, las DD.OO., gracias a su labor como vertebradores del enoturismo y a su imagen de marca, contribuyen a la atracción de turismo y de inversión.

A bodegas y viticultores

A través de las DD.OO. las bodegas y viticultores consiguen dar un mayor reconocimiento y valor económico a su producto, ayudando a que puedan obtener mayor rentabilidad por su labor.

Las DD.OO. dan cobertura promocional a todos los asociados con una marca que los aglutina y que en muchas ocasiones sirve como llave para abrir y consolidar mercados.

Perteneciendo a la denominación de origen, las bodegas adscritas tienen derecho al empleo exclusivo del nombre de la denominación de origen, que es patrimonio colectivo de los inscritos, herederos de una tradición local transmitida de generación en generación, que ha ido consolidando las prácticas de cultivo y los métodos de elaboración. Ese nombre pueden emplearlo en los productos que cumplen los requisitos (especificaciones) de las DD.OO., recogidas en el documento denominado pliego de condiciones. Este derecho supone, por otra parte, la exclusión de su uso por cualquier comercializador que no cumpla todos y cada uno de los requisitos.

Asimismo, las denominaciones de origen protegen a los comercializadores frente a imitaciones, evocaciones o usurpaciones de la marca, lo que supone, en cierto modo, la protección de sus inversiones.

A los consumidores

Seguridad alimentaria y trazabilidad. Las denominaciones de origen garantizan el origen del producto, así como de la materia prima y de su elaboración. Los sistemas de producción, envasado y su etiquetado garantizan la seguridad alimentaria de los consumidores.

Cualificando la calidad de carácter comercial, las denominaciones de origen certifican además una calidad de producto diferenciada, ligada a ese origen, lo que supone que cumplen unas condiciones diferenciales desde el punto de vista de la calidad, superiores al resto.

Asimismo, evitan el engaño al consumidor, en tanto que previenen y luchan contra el fraude, informando al consumidor sobre las características de sus productos amparados y protegiendo al producto y al consumidor contra el fraude: usurpación, imitación o evocación o la falsedad en la indicaciones falasas relativas a la procedencia, el origen, la naturaleza o las características esenciales de los productos, en el envase o en el embalaje, en la publicidad… así como cualquier otra práctica que pueda inducir a error al consumidor, como por ejemplo, el uso comercial del nombre de una D.O. para productos no amparados por ésta, lo que implica aprovechamiento de la notoriedad de la denominación de origen, que afectar a la calidad percibida por el consumidor ligada a la D.O.

A los profesionales de la distribución, hostelería y la restauración.

Las DD.OO. son garantía de calidad y de origen, lo que permite que tengan un mayor valor comercial y sean fuente de mayor rentabilidad. Los consumidores valoran cada vez más la autenticidad y los productos de cercanía, elementos ambos que aportan los vinos con denominación de origen.

Así, los productos con D.O. en general y los vinos con denominación de origen, en particular, confieren imagen de marca a su oferta de productos.

Asimismo, los profesionales de la distribución, la hostelería y la restauración encuentran en los vinos con D.O. un aliado para estructurar su oferta, caracterizada por una enorme variedad.