D.O.P Ribera del Júcar, viñedos con historia y mayoría de edad
Seguimos recorriendo todo el país descubriendo nuevos rincones con historia y sabor. En esta ocasión, nos detenemos entre Guadalajara y Albacete, más concretamente en la zona sur de la provincia de Cuenca, para acercarnos con un poco más de calma a la historia ligada al vino de esta tierra.
La zona de producción de esta D.O. se caracteriza por contar con terrenos arcilloso-calcáreos, cubiertos de cantos rodados asentados a una altitud media que ronda los 750 metros. Esta incomparable situación y el especial microclima de la Ribera del Júcar aseguran unas condiciones excelentes para el cultivo de la vid. De aquí son los vinos con Denominación de Origen Protegida Ribera del Júcar, vinos que, desde 2003, pueden llevar esta etiqueta en sus botellas.
La juventud de esta denominación de origen, que ya ha cumplido la mayoría de edad, no impide que tenga una larga historia a sus espaldas. Los primeros indicios que se tienen de estos viñedos son del año 1613. Ya sea por razones históricas, por características agroclimáticas, o por cuestiones económicas, el cultivo de la vid, junto al de los cereales, arraigó profundamente en la comarca y, durante siglos, en estos campos pudieron verse viñedos, cereales, así como “zumaques”, un arbusto cuyas bayas tienen múltiples propiedades medicinales y gastronómicas.
Volviendo a nuestros días, la D.O.P Ribera del Júcar surgió como una iniciativa conjunta de un grupo de cooperativas elaboradoras de vino y bodegas particulares para colaborar activamente en la producción y comercialización de vinos de calidad. Entre sus elaboraciones nos encontramos con vinos tintos, rosados y blancos, que proceden de las distintas variedades de uva autorizadas, entre ellas, ¡cómo no! la conocida bobal.
Esta D.O. lleva en su ADN la utilización de prácticas respetuosas con el medio ambiente en el cuidado de las viñas, pero, además, se ha marcado un objetivo muy importante con el fin de colaborar en el desarrollo de los pueblos que forman parte de la misma: fomentar la actividad económica y el arraigo de la población a esta zona a través de actividades paralelas al vino como el enoturismo o las visitas a bodegas y ofreciendo alternativas de ocio al aire libre. Una tarea de gran relevancia en estos momentos en que tanto se habla del mundo rural y de lo importante que es encontrar fórmulas que ayuden a fijar población en él. El vino con denominación de origen, se convierte, sin ninguna duda, en un importante tractor para lograr este objetivo.
¿Te apuntas al reto de descubrir lo que la Ribera del Júcar tiene preparado para ti?